Proceso de Fabricación
Los bolígrafos se fabrican en serie, y el primer paso es crear la tinta. Los trabajadores operan los ordenadores encargados de controlar cómo se tratan las materias primas para la tinta. Los materiales se vierten en los tanques de carga y se mezclan de acuerdo con la fórmula de la tinta específica de cada fabricante.
Para ayudar a que se mezclen de forma correcta, las sustancias se calientan o se enfrían en los recipientes dependiendo de qué materiales se utilicen y de cómo interactúen entre sí. Durante la fabricación de la tinta, se realizan controles de calidad para asegurar que la tinta resultante tenga las propiedades deseadas en cada lote.
Las partes metálicas de los bolígrafos se elaboran al mismo tiempo que se mezcla la tinta. La punta y el cuerpo de metal están hechos de latón que se corta primero en pequeños discos, los cuales se calientan para conseguir que el metal se ablande. Los discos reblandecidos se depositan en una cámara de compresión donde se les da forma. Cuando el pistón de acero presiona el metal, el émbolo se retrae, forzando el metal a moldearse y tomar la forma deseada. El exceso de metal que no encaja en el molde se recorta y se retira para su reutilización, mientras el troquel se abre y libera la parte moldeada.
Ya contando con todas las piezas, se procede a ensamblar. En primer lugar, una bola de tungsteno se engasta en la estructura de la punta. Esta a su vez se acopla al depósito al que posteriormente se le inyecta la tinta del color deseado, si el bolígrafo terminado es retráctil, se agrega un resorte en el siguiente paso.
Por último, Las partes ensambladas de la punta y del depósito se colocan en la carcasa con el capuchón y las tapas o cierres que el diseño precise. Cuando se añaden el recubrimiento y las decoraciones y marcas características del fabricante, el bolígrafo se limpia y se empaca, y ya está listo para su venta.